Liceo Alemán de Santiago – Sede Agustinas en 1910
Nadie imaginó en el año 1910, que el recién fundado Liceo Alemán de Santiago, llegaría a ser un prestigioso establecimiento educacional y que al llegar al año 2020 se viera afectado por una pandemia global que le impediría una actividad normal.
En la mañana del 1 de abril de 1910, los 50 alumnos llegaron bastante arropados usando abrigo y bufanda, porque probablemente llovía o había amenaza de chubascos. Casi todos llegaron caminando a su nuevo Colegio, acompañados de sus padres, hermanos mayores y alguna nana muy cercana a los niños.
Aunque parezca increíble hubo más profesores interesados en hacer clases en el nuevo colegio santiaguino, que alumnos por matricular. Los comienzos en una casa de dos pisos en calle Agustinas 1807 esquina con Almirante Barroso, fueron humildes y sin muchas comodidades. En el segundo piso habitaba la comunidad religiosa formada por tres sacerdotes, y en las dependencias del primer piso se impartían las clases a los pequeños alumnos, que se dividieron en el primero y segundo año de preparatoria.
La casa que se arrendó a una familia que conocía Monseñor Juan Ignacio González Eyzaguirre, Arzobispo de Santiago y que fue desde el comienzo el gran benefactor del Liceo Alemán y que se adaptó lo más que se pudo. Había un pequeño patio interior para los recreos y como las salas eran de techos muy altos, los recintos escolares eran bastante helados. Por esos años la temperatura mínima estaba en torno a los 5 grados y abril especialmente lluvioso.
El plan de estudios incluía semanalmente 4 horas de religión, 10 de alemán, 6 de aritmética y 6 de castellano. Además tenían 3 horas de ” lecciones de cosas” (botánica, zoología e historia), 5 horas de dibujo y caligrafía, 2 de canto y 4 de gimnasia. Durante los primeros 18 años de vida del Colegio, los alumnos no usaron uniforme escolar.
El primer Rector fue el padre Ricardo Kaufhold, que antes había ejercido ese cargo en el Liceo Alemán de Copiapó, secundado por otros dos misioneros verbitas: el padre Agustín Wurtscheid y el padre Luis Lins. A ellos se sumó el teniente Frías que hacía 4 horas de gimnasia a la semana. Fueron los fundadores de un proyecto educativo de gran prestigio.
Han transcurrido 110 años de vida y el actual Rector es el señor Ramiro Araya Escotorín, egresado del Liceo Alemán el año 1980. El Colegio cambió de nombre y hoy se llama “Colegio del Verbo Divino de Chicureo”, fundado en 1910 como Liceo Alemán de Santiago y continuador de éste.
Colegio Verbo Divino de Chicureo – Sede Chicureo desde 2007
Actualmente es mixto y tiene una matrícula de 800 alumnos, un equipo de profesores y personal de apoyo en torno a los 100 educadores, una decena de administrativos y 20 auxiliares. Su labor formativa se desarrolla en un área de aproximadamente 5 hectáreas, con un campo deportivo, una hermosa capilla, casino, biblioteca, laboratorios y el espacio adecuado para desarrollar el actual proyecto educativo.
Como de costumbre, los profesores y personal de apoyo llegaron a fines del mes de febrero para preparar el año escolar y recibir a los alumnos y alumnas. Fue así como el inicio de clases y la apertura se realizaron el martes 3 de marzo, justo cuando el Colegio cumplía 110 años. Sin embargo, por disposiciones del Ministerio de Educación y por efectos de la crisis sanitaria, tuvieron que suspenderse las clases presenciales el viernes 13. A partir de ese momento los profesores han enviado el material didáctico en el sistema de tele trabajo, a la espera que se autorice regresar al colegio. Mientras tanto el Rector ha tomado contacto con el centro de padres, se ha rebajado algo la colegiatura y ha encontrado en ellos una buena acogida y comprensión.” Es claramente una situación crítica no prevista por nadie y menos por los 3 misioneros fundadores.
El desafío en estos 110 años de vida – los precursores y los que hoy mantenemos el espíritu del Liceo Alemán de Santiago – es ser capaces de transmitir y en lo posible superar, la valiosa e inigualable tradición educacional de uno de los más antiguos colegios fundado por los misioneros del Verbo Divino.